CAPÍTULO 1
El pericón es una práctica de tradición popular de hondo arraigo en Uruguay y la región que involucra la danza, la música y la copla. Se dice que su nombre estaría asociado al bastonero o conductor del baile que, como un perico, gritaba a viva voz los pasos y figuras a los participantes, a la voz de ¡AURA!.
Hola, soy Perico y seré tu compañero en este recorrido. Para mejorar la navegación te recomiendo utilizar una PC o una tablet. Un saludo y comiencen a valsear ¡AURA!
Además de referir al bastonero, la palabra “pericón” podría haber sido una expresión genérica de “baile” o “baile animado” anterior incluso a la propia danza. El investigador Cédar Viglietti, menciona que “pericón” fue sinónimo de “trifulca”, “entrevero”, “confusión”, “algarabía” y “fiesta”. Se bailaron y aún se bailan pericones en Uruguay, Argentina, Brasil, Chile y Paraguay desde el siglo XVIII hasta nuestros días. Su música, su baile y hasta el canto, expresan una emoción genuina que comparten generaciones pasadas y presentes. Hoy el abanico de danzas populares se ha ampliado considerablemente pero, ¿quién no recuerda haber bailado un pericón?
Perico era el apodo de Pedro José Viera (1779-1844), un desertor de la milicia luso-brasileña oriundo de Rio Grande Do Sul que protagonizó algunos de los levantamientos revolucionarios en el Río de la Plata. A él se atribuye nada menos que el famoso grito de Asencio de 1811 junto a Venancio Benavídez. Viera fue tan conocido por su fervor independentista como por su pasión por el baile.
…su habilidad para tañer, para bailar, cantar, domar, pelear y vencer, eran cualidades y condiciones
sobresalientes [...] Cuando Perico, como le llamaban los paisanos, cogía sus zancos e iniciaba sus
vueltas y quiebros en el patio con pasmosa destreza, era ésta la señal de “armarse el baile”; y los
tupamaros, indios y cambujos, en pintoresca amalgama de castas y razas, coincidían en el mismo gusto,
lanzándose en un Pericón entusiasta, al son de la tradicional vihuela, cual si ese baile criollo
constituyera el primer vínculo o lazo de unión de propensiones e instintos comunes [...].
Eduardo Acevedo Diaz, Ismael (1888).
La reconocible voz de “¡Aura!” viene de ahora, y hace posible la entrada a tiempo y en forma sincronizada de los danzantes en cada nueva figura.
Las danzas viajan y comparten con otras danzas sus ritmos y formas coreográficas.
CAPÍTULO 2
Para algunos investigadores, el pericón tiene sus raíces en las seguidillas españolas. Otros ven en este baile criollo la herencia de las contradanzas europeas. Todas comparten el carácter festivo y colectivo.
Mejor enredarse en los bailes de pericón que en hipotéticos mitos sobre sus orígenes. ¡Una si, la otra no, con la que viene, espejo!
Donairosas y ligeras las seguidillas son comunes en toda España. Estas canciones acompañadas de danza se remontan a la época de los Reyes Católicos (e incluso de Cervantes) y han sido semillero de toda clase de bailes. El investigador Fernando Assunção postula que la seguidilla de ocho llegó al Río de la Plata como parte del capital cultural de los inmigrantes canarios que fundaron las primeras poblaciones en nuestro territorio.
Bailes de moda en las cortes europeas desde mediados del siglo XVII y durante el siglo XVIII. El término contradanza deriva de country dances, danzas campesinas que, al ser estilizadas por maestros de danza de acuerdo al gusto cortesano, ingresaban en otro estrato social.
Según el investigador de la danza, Curt Sachs, la clave del éxito de la contradanza se halla en “la agradable combinación de la danza coral y la danza de parejas”. En su Historia universal de la danza Sachs sostiene que la contradanza es el resultado de la fusión de dos grandes formas coreográficas: el round o ronda y el longway o calle, donde aparecen enfrentados, en líneas paralelas los danzantes.
El musicólogo uruguayo, Lauro Ayestarán la llamó “madre nutricia” del Pericón Nacional y se refirió a él como “la gran contradanza rural”.
CAPÍTULO 2
¡Una si, la otra no, con la que viene, espejo!
"Las danzas que dieron origen al Pericón tuvieron su origen en la campiña europea. Luego "ascendieron" a los ambientes cortesanos y llegaron al continente americano como parte de la expansión cultural a través de los salones. (…) En algunos casos, estos bailes conservaron el nombre de su progenitora, la contradanza y en otros, fueron bautizados con nombres diversos".
"Las formas coreográficas de algunos bailes populares de nuestra América, no son más que una tradición, un poco variada, de las formas coreográficas españolas…Y lo son, por aquello que, ya dijimos, la razón de Perogrullo: éramos en el momento de ingreso de esas formas (…) ni más ni menos que provincias españolas de ultramar".
Fernando Assunção
(1931-2006) Investigador y folclorólogo uruguayo, autor de Historia del Gaucho, Bailes Criollos Rioplatenses, Pilchas Criollas, entre otros.
Carlos Vega
(1898-1966) Investigador, docente y musicólogo argentino. Autor de El origen de las danzas folklóricas, Danzas Populares Argentinas, Canciones y danzas criollas, Música Sudamericana, entre otros.
CAPÍTULO 3
Flor de María Rodríguez
(1913-2001) Bailarina, coreógrafa, docente e investigadora. Autora del libro La Danza Popular en el Uruguay: desde los orígenes al 1900.
"Las tres danzas más citadas del cancionero criollo de la época fueron el cielito, el pericón y la media caña. Estos primeros bailes criollos fueron adoptados por todas las clases sociales de su época en distintos contextos geográficos. Yo estudié cuidadosamente sus coreografías…"
Las figuras del pericón se van desarrollando de acuerdo a lo que dicte el bastonero. Inicialmente eran cuatro, más tarde fueron ocho y luego veinte. Hoy se conocen más de sesenta [...] Es sencillo, se le fueron agregando figuras a medida que se mantenía la moda".
¡Caramba! ¿Qué bastonero sería capaz de recordar más de sesenta figuras?
El pericón es un baile colectivo que reúne un conjunto de parejas que se entrelazan, se separan y se reúnen a medida que transcurre la danza. Propone una coreografía que solía ser improvisada, organizada por la acción del bastonero, de actitudes gentiles y ajenas a la espectacularidad, pero con espacio para la gallardía y la gracia. Sus movimientos fluyen en figuras grupales o de pareja contenidos en marcada rítmica de ⅜.
¿Cómo eran los pericones de antes? ¿Qué era lo que se bailaba en aquellos tiempos? Los nombres de los estilos que ya se podían considerar criollos, aparecen (o nos llegan) entremezclados: cielito apericonado, minué con pericón, gavota apericonada, pericón de media caña, gato con relaciones, gato con pericón y más adelante, ya avanzado el siglo XlX, gran ranchera con aires de pericón, entre otros.
Los investigadores afirman que, en sus inicios, el pericón era una ronda de cadena cantada. Los primeros registros de este baile en su primera época, dan cuenta de las siguientes figuras: demanda o espejo, postrera, cadena y cielo.
Flor de María Rodríguez, estudió el devenir coreográfico del pericón que, con el transcurso del tiempo, el advenimiento de nuevos escenarios, el aporte popular y la acción de los maestros de danza, incorporó nuevas figuras y adquirió mayores grados de complejidad. Hoy no existe un pericón que no incluya una cadena, una ronda, un vals, espejos y un pabellón de pañuelos para terminar.
CAPÍTULO 3
El pericón subió por primera vez al
escenario teatral en 1820 en la Casa de Comedias. Paralelamente se bailó en el
salón colonial hasta que fue desplazado por otros bailes en boga como la polca. Recuperó su vigencia en el
salón montevideano de principios del siglo
El pericón aparece por primera vez en el marco de un ciclo de sainetes criollos de la década de 1820, en las obras: Las bodas de Chivico y Pancha y El detalle de la acción de Maipú. Casi un siglo después, volvió a ser parte de la dramaturgia en Las cédulas de San Juan, del dramaturgo uruguayo Florencio Sánchez. La obra se estrenó en Buenos Aires en 1904, por la compañía de Gerónimo Podestá. La puesta en escena retrata la celebración de la tradicional noche de San Juan (que se festeja el 24 de junio) en una casa de campo.
El título de la obra remite a un juego muy popular en el Montevideo de antaño. En una caja se colocaban unos papelitos con los nombres de los presentes. A continuación, cada uno de los invitados sacaba un papelito y así se armaban las parejas de baile. Sánchez introduce el pericón en su obra con música de acordeones y guitarras y deja espacio para las relaciones. Como parte de esta tradición, los participantes obsequiaban a sus compañeras ramitos de flores que tenían un significado, violetas: modestia, claveles: pasión, malva: dulzura.
El pericón se bailó en los salones de sociedad de la época colonial, tanto en los cascos de estancias como en las ciudades. Al parecer, caudillos de la época como José de San Martín, José Fructuoso Rivera, Juan Manuel de Rosas e incluso el estadista Juan Domingo Sarmiento, eran propensos a participar en fiestas y enredarse en pericones. Patricios y colonos lo alternaban entre minués y contradanzas.
A fines del siglo XIX y comienzos del XX, el pericón se codeó con otros bailes europeos como cuadrillas y lanceros y norteamericanos como el cakewalk. En aquellas tertulias elegantes se bailó un “pericón de sociedad”, adaptado a los gustos y costumbres del medio urbano, muy distinto al de las fiestas y bailongos del ambiente rural.
Los maestros de danza de la época, como Marcelo Viganli, se preocuparon de que el viejo pericón no perdiera su gracia en los salones del siglo XX. Vignali decía en su de Manual de Danza y Guía de Trato Social (1910) que: “Bailar un pericón sin espuelas y chiripá o un tango sin las clásicas quebradas, es lo mismo que bailar una gavota sin frac y guantes blancos, o un minuet sin los clásicos saludos”.
Este “pericón de sociedad” tuvo varios detractores. Uno de ellos fue el escritor Pablo Echagüe a quien le resultaba insólito que “gentes habituadas a la delicadeza del cotillón y la gavota se obstinasen en afectar los modos rudos de una danza campesina”.
En 1908, escribía lo siguiente: “He aquí las barbas enmarañadas y la melena polvorienta de Juan Moreira emergiendo triunfalmente de un traje de frac […] Bajo los techos dorados, entre el fulgor rutilante de la luz eléctrica el pericón seguirá siendo lo que fuera bajo el ombú coposo y a los reflejos del fogón pampeano: nada más que un baile rústico […] En vano se ha intentado adaptarlo al nuevo medio, modificándole algunas evoluciones y suprimiéndole otras. No se consigue pulir su incurable vulgaridad”.
CAPÍTULO 4
Hnos. Podestá
Geronimo, Antonio, Pepe y Pablo, conocidos como los hermanos Podestá, son una familia de artistas y empresarios teatrales que sentaron las bases del teatro y el circo criollo en el Río de la Plata.
CAPÍTULO 4
Los Hermanos Podestá, fueron una troupe de artistas y empresarios teatrales muy populares en ambas márgenes del Río de la Plata. La compañía, liderada por Pepe y Antonio Podestá, encumbró al pericón en sus representaciones y sentó las bases del circo criollo y el teatro rioplatense.
Hijos de inmigrantes genoveses, José, Jerónimo, Juan, Antonio, Amadea y Pablo se formaron juntos desde niños en técnicas circenses. Artistas autodidactas, se destacaron como gimnastas, acróbatas, trapecistas, bailarines, jinetes y más tarde, José también como clown.
De acuerdo con la investigadora Laura Mogliani, se reunían a hacer ejercicios gimnásticos, ensayaban lo visto en los circos de la época e iban elaborando sus propias rutinas y números de habilidades que mostraban los domingos a la tarde, al aire libre y a la gorra, en una cantera de Barrio Sur en Montevideo.
Años después, Juan, José y Antonio Podestá, dedicados profesionalmente al circo, alternan sus actividades entre Buenos Aires y Montevideo. Realizan giras como parte de otras compañias (Henault, Scotti- Bozan y Rafetto) por los barrios montevideanos y por todo el interior del país.
Según el investigador Juan Gonzalez Urtiaga, durante una actuación en la ciudad de Rosario, Uruguay, Pepe Podestá creó el personaje de “Pepino el 88”. Pepino fue el primer clown político satírico del Río de la Plata, imitaba el comportamiento, la idiosincrasia y los modales de los italianos, españoles, vascos y compadritos, entre otros personajes que se verían más tarde como figuras en el sainete criollo.
Es el autor del famoso “Pericón por María” estrenado en una obra teatral por la compañía Podestá en el Teatro Argentino de Buenos Aires y editado en 1930 por la Editorial Musical Pirovano. Esta pieza fue dedicada a María Podestá (1875-1954), apodada “la rubia cantora” quien formaba parte de la troupe de artistas y es considerada la primera mujer cantante profesional del Río de la Plata.
CAPÍTULO 4
El pericón tuvo un papel estelar en la obra Juan Moreira llevada a escena por los Hnos. Podestá en el circo criollo con “delirante suceso”. Se atribuye a Elías Regules haber sugerido a Pepe Podestá que sustituyera el gato que se bailaba en la obra, por un pericón.
“Como fiera perseguida voy a la muerte arrastrado por mi propia tempestad”.
Juan Moreira encarnó la figura del gaucho rebelde, injustamente perseguido, que no se doblegó ante nadie y luchó hasta morir. Su historia es un paradigma de la vida del gaucho que, por aquel entonces tenía dos destinos, obedecer ciegamente a la autoridad civilizatoria o huir y transformarse en forajido. Moreira huye y jura venganza cuando el alcalde de la zona, Don Francisco, que pretende a su mujer, lo acusa de hechos que no cometió, lo persigue y lo castiga. Por sus hazañas y destrezas se convierte en un personaje heroico. La simpatía que el público tenía por el gaucho –que era la misma que la sociedad sentía por esa estirpe de jinetes descrita como sobria, valiente, orgullosa y sufrida- hizo que la obra prendiera en el alma popular rioplatense.
La obra, escrita inicialmente en entregas por Eduardo Gutiérrez, está basada en un personaje real. Editada poco después como novela, más tarde fue llevada al teatro y convertida en pantomima circense. Además de sus adaptaciones para teatro y circo, cinco directores llevaron la historia al cine, entre ellos Leonardo Favio.
El primer circo de los Hnos. Podestá se llamó Circo 18 de Julio y estuvo ubicado donde hoy se encuentra la Intendencia de Montevideo. Era apenas una carpa de liencillo. Luego vinieron los tiempos del Circo Arena que instalaron en Andes y Miní, las giras por la campaña uruguaya y las incursiones en Buenos Aires de la mano del cirquero Pablo Raffeto.
El doctor Regules asistió al estreno de Juan Moreira en Montevideo en 1889. Luego de aquella presentación, según cuenta Pepe Podestá en sus memorias, Regules se acercó a sugerir la inclusión de un pericón como parte de la fiesta campestre del drama. Al otro día llegó al ensayo con un grupo de guitarreros e incluso se habría encargado de dar a los intérpretes las principales coordenadas de este baile.
El 25 de mayo de 1894, fundó junto a un grupo de amigos, entre los que se encontraba Pepe Podestá, el primer movimiento tradicionalista de América del Sur llamado “La Criolla”.
CAPÍTULO 5
La música que hoy reconocemos como Pericón Nacional se la debemos a Gerardo Grasso, un músico italiano que, en 1887, estaba a cargo de la dirección de la orquesta de la Escuela de Artes y Oficios del Uruguay. Su partitura corrió por todo el país a través de las bandas orquestales, organitos y bandas callejeras y sus ediciones para piano y orquesta se agotaron rápidamente.
Escuchalo aquí:
Según las crónicas, el estreno del Pericón Nacional tuvo lugar en la Escuela de Artes y Oficios, ubicada donde actualmente se encuentra la Universidad de la República, en el año 1887. La música del pericon había sido encargada por el Director de la Escuela, el Cnel. Julio Muró, asunto que preocupó a Grasso pues debía trabajar sobre ritmos criollos que desconocía:
“No conocía el Pericón y pedí en casas de música si lo tenían, pero nadie sabía ni tenía la música. En el deseo de satisfacer al jefe, unos empleados de la misma escuela me hicieron oír a un guitarrista que sabía tocar algunos acompañamientos de Pericón. Así supe por primera vez lo que era... desde aquel día me puse a trabajar, componiéndolo en pocos días”.
El investigador Juan Veniard, apunta que la partitura se imprimió y entregó a todas las bandas orquestales de la época y que se popularizó mucho antes de la llegada del gramófono, a través de las cornetas de los cocheros de los tranvías, los organitos y las bandas callejeras.
Oriundo de Nápoles, Italia, Gerardo Grasso (1860-1937) llegó a Uruguay junto a su padre (que también era músico) con 11 años de edad. Estudió flauta en el Conservatorio Musical La Lira. Fue director de la banda de la Escuela de Artes y Oficios. Su obra fue acompañada de la poesía de Juan Zorrilla de San Martín y otros escritores. Creó 87 opus de los cuales 27 son ediciones del Pericón Nacional.
El propio Grasso en una entrevista menciona lo siguiente: “La popularidad de mi pericón se debe a mi viejo amigo José Podestá. Él llevó mi partitura a Buenos Aires en 1888 y la hizo tocar al representarse Juan Moreira. Fue tal el entusiasmo que causó en aquella ciudad que inmediatamente se hicieron reimprimir mis partituras”.
"…El pericón es nuestra danza nacional por antonomasia (...) Hay que salir al campo para encontrar la fuente viva de aquellos pericones de autor desconocido y estudiar en el presente su recreación y su supervivencia".
Lauro Ayestarán
(1913-1966) Musicólogo e investigador uruguayo. Autor de La Música en el Uruguay, Folklore Musical Uruguayo, Teoría y práctica del folklore, entre otros.
Poco se conoce acerca de cómo sonaban los pericones durante la primera mitad del siglo XIX. Lo que se sabe es que no faltaban las guitarras y las coplas y que fluyeron de forma espontánea entre guitarristas y cantores populares durante casi medio siglo. Con la llegada del acordeón, a mediados del siglo XIX, se fueron incorporando al pericón nuevas sonoridades. Pericones con aires de ranchera circularon entre acordeonistas y otros músicos orientales y del Río de la Plata.
CAPÍTULO 6
SE VIENEN LAS RELACIONES
Las relaciones son coplas de carácter amoroso y humorístico que se recitan mutuamente las parejas, en los momentos que el bastonero ordena parar la música y detener el baile. En general, forman parte del cortejo de la danza, apelan al ingenio, la picardía y la improvisación de los participantes, quienes se desafían mutuamente con sus versos "de ida y de vuelta".
Estas composiciones poéticas con patrón de cuartetas octosílábicas han circulado oralmente por siglos. Son comunes en las seguidillas y otras danzas españolas, así como en algunas danzas regionales, como el gato, la ranchera, los aires y el pericón. Estas coplas se denominan "relaciones", "aros" o "bombas" dependiendo de cada país.
“Si el pensar de un pueblo está condensado en sus refranes, su sentir se halla contenido en sus coplas”, al decir del folclorista español Francisco Rodríguez Marín.
CAPÍTULO 6
Encontrá la relación correcta entre los versos y fíjate que me parece
CAPÍTULO 6
Encontrá la relación correcta entre los versos y fíjate que me parece
CAPÍTULO 7
También conocido como “el pintor de las danzas”, Pedro Figari plasmó en sus lienzos el tango, el candombe, la media caña, el gato y varios pericones.
Nótese que donde hay pericones no faltan ni ombúes ni perros... siempre presentes en los fogones de campaña.
Seguramente vos bailaste un pericón
¡AURA! Tras los pasos del pericón
Concepto y diseño de contenidos
Analía Fontán
Diseño web
Diana Carmenate
Desarrollo y programación
Rissa - Carolina Zunino y Florencia Fernández
Diseño de personaje "Perico" y animación
Juan Andrés Fontán
Recopilación de versos y relaciones
Jorge López Arezo
Gestión
Mauricio Martínez
Foto de portada
Anibal Barrios Pintos (Soriano, s/f).
Archivos:
Biblioteca Nacional del Uruguay, Archivo del Museo Histórico Nacional del Uruguay, Centro de Documentación Musical Lauro Ayestarán, Archivo Radio Nacional del Uruguay y Archivo Nacional de la Imagen y la Palabra, (SODRE). Museo Figari, Museo Nacional de Artes Visuales, Museo de Bellas Artes Juan Manuel Blanes, Instituto Nacional de Estudios de Teatro (Argentina), Biblioteca Nacional de España. Archivos de la Sociedad Criolla Elías Regules y archivos personales de Sandra Blanco y familia Ayestarán, Juan González Urtiaga, Fernando Saavedra Faget, Ruben Castaldi y Analía Fontán.
Investigaciones y publicaciones consultadas:
Assunçao, F. (1968) Orígenes de los Bailes Tradicionales en el Uruguay, Anales Históricos de Montevideo, Tomo V, Montevideo-Uruguay.
Assunçao, F. (2011) Bailes Criollos Rioplatenses, Editorial Claridad, Buenos Aires.
Ayestarán,
L. (1953) La música en el Uruguay, Servicio Oficial de Difusión Radio Eléctrica, Montevideo.
Ayestarán, L. ([1967] 1997) El folklore musical uruguayo, Arca, Montevideo
Fontán, A. (2018), “¡ÁHURA! La práctica del Pericón
en la escuela uruguaya, desde una perspectiva de enseñanza”, Tesis de Maestría. Montevideo: Instituto de Educación, Universidad ORT Uruguay.
Huertas (1997), VVAA, Músicos de aquí, Tomo 4, Coord. Martha Lagarmilla de Soriano,
Centro de Estudios Musicales Argentino Uruguayo, CEMAU, Montevideo.
Mogliani L. (2015) Nativismo y Costumbrismo en el teatro argentino. - 1a ed. Buenos Aires. E-Book.
Nazabay, H. (2022) “No solo para bailar: El pericón en
la canción popular”, en PERICON: ¡AURA!, Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación, MEC.
Podestá, J. ([1930] 1986) Medio Siglo de Farándula, Río de la Plata, Córdoba.
Rodríguez, F. (1994) La danza popular en el Uruguay,
Cal y Canto, Montevideo.
Vega, C. (1956) El origen de las danzas folklóricas, Ricordi, Buenos Aires.
Veniard, J. M. (2015). “El pericón: Su música”, [en línea]:Revista del Instituto de Investigación Musicológica “Carlos Vega”, Año 29, No 29.
Vignali, M. (1910). Salon del baile y guia del trato social. Editor O. M. Bertani. Montevideo.
Agradecimientos especiales:
Andrés Aspiroz, Jonatan Alvarado, Sandra Blanco, Martín Borteiro, Leticia Cannella, Ruben Castaldi, Andrea Degregori, Laura Gómez Gauna, Juan González Urtiaga, Gabriela Jaureguiberry, Jorge López Arezo, Ignacio López Artigue, Fabricia Malan, Laura Mogliani, Hamid Nazabay, Elena Pareja, Guillermo Pellegrino, Thiago Rocca, Marcelo Taibo, Marco Tortarolo, Nélida Vilanova y Mario Varela.
Este proyecto fue financiado por el Instituto Nacional de Música (DNC-MEC) a través de la Ventanilla Ayestarán para la difusión de investigación musical en Uruguay y contó con el apoyo de la Cooperativa de la Música del Uruguay. La investigación fue realizada con el apoyo de los Fondos Concursables para la Cultura (MEC) y del Programa de Fortalecimiento de las Artes de la Intendencia de Montevideo.
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